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Azahar y salitre

¿Películas o panteones?

Siempre me ha gustado el cine, desde que era muy pequeño, especialmente en aquella época me atraía mucho la magia de la sala, su oscuridad que sólo era rota por la luz que salía desde la pantalla, en la que se proyectaba una película, siendo mis favoritas las de acción, tanto las del "western", policiacas o incluso de guerra, aunque no desperdiciaba alguna comedia, o incluso las de dibujos animados.

Con el paso de los años, a medida que iba madurando, empecé a interpretar el "mensaje" que cada película dejaba, aunque muchas veces me daba la impresión de que era una obra creada para simple distracción, o para que el espectador pudiera evadirse de la realidad cotidiana, dejando que su mente viajara a otras épocas, o que se sintiera, en cierto modo una especie de "protagonista-observador" de la acción que se desarrollaba en la pantalla.

Me siguen gustando aquellas películas clásicas, que tanto me hicieron disfrutar en mi niñez y adolescencia, como creo que también sucedió con mis padres. Títulos inolvidables para la Historia como "Robin Hood", "Los cañones de Navarone", "Río Grande", "Ivanhoe", "Los tramposos", "Ben-Hur", y tantos y tantos títulos nacionales y extranjeros.

El problema de hoy en día, cuando veo esas películas...Gran parte de sus protagonistas ya murieron, o son muy ancianos. Actores míticos como Clarck Gable, Errol Flynn, John Wayne, Gary Cooper, etc, hoy serían centenarios si aún viveran. La magia del cine, o la técnica del mismo, a través de lo captado por una cámara, plasmaron para la eternidad unos instantes que nunca se volverían a repetir, pues de todos es sabido que en el Tiempo no existe la marcha atrás. Incluso hay que reconocer que el trabajo de los actores de entonces era mucho más meritorio que el actual, pues no existía la ayuda de los modernos medio técnicos que ahora tenemos.

Otro tipo de cine muy curioso, aunque mucho más moderno, pues su fuerte fué en los años 80, es el llamado cine "quinqui", ambientado en el mundillo de la delincuencia juvenil española, fruto muchas veces de familias destrozadas por el delito, acostumbradas a vivir en zonas marginales, cuyos miembros más jóvenes sólo encontraban salida a sus instintos, o buscaban un espejismo de escape por medio de la droga y los violentos delitos que hay tras ella, especialmente el robo, los atracos y trapicheos diversos. Fueron famosos títulos como "Deprisa, deprisa", "El pico", "Los últimos golpes del Vaquilla", "Colegas" o "Perros callejeros". Curiosamente, muchas de esas películas fueron protagonizadas por auténticos delincuentes juveniles, a los que incluso se les ofreció la oportunidad de regenerarse a través de lo que pudieran haber aprendido con ese trabajo, o con el dinero que ganasen, pero sin embargo la gran mayoría murieron a consecuencia de alguna sobredosis o del SIDA, como fué el caso de Juan-José Moreno Cuenca "El Vaquilla", José-Luis Manzano, o Ángel Fernández Franco "El Torete".

La cámara supo captar, en esas películas, ejemplos muy crudos de algo que se sabía existía en la calle, pero que la gente prefería ignorar, quedando para la posteridad unas imágenes protagonizadas por unos actores que, tal vez, no supieron separar bien la realidad de la ficción, pereciendo finalmente por las consecuencias de un mundo que era sobradamente conocido por ellos...

Y, por último, hay otro tipo de películas, que para mi también son unos panteones, que son aquellas filmadas en "Super 8", en las que se recogían escenas familiares de viajes, eventos y otras fiestas. Mi hermano Héctor las tiene guardadas todas, al igual que el viejo proyector y la pantalla en que solíamos verlas, y me ha dicho muchas veces de quedar para hacer una sesión de cine familiar. Yo, por ahora, siempre he procurado evitar verlas, pues me daría cierto "repelús" el volver a ver moverse a ciertos seres queridos que hace años, nos dijeron adiós para siempre...

Francamente, prefiero mantenerlos vivos en mis íntimos recuerdos, antes que volver a verlos reflejados en la pantalla. Les he dicho a Pilar y a mis hijos que, si quieren, vayan a verlas, pero que no cuenten conmigo. Espero lo comprendan, al igual que todos vosotros.

2 comentarios

Zeltia -

Es fácil de entender.
A mi no me dió aprensión ver a mi madre después de llevar ya unos años muerta, al contrario, me gustó verla viva, hablando y riendo.
Sin embargo, y te resultará extraño,
no me sentía capaz de ver vídeos de mi hijo cuando era pequeño. Es ahora un joven estupendo; pero no sé por qué intuía que volver a ver aquél niño que era como una prolongación de mi misma, iba a dejar después un vacío...
de alguna manera los niños, cuando crecen, -que es para lo que los cuidamos y alimentamos y educamos-
dejan de existir.
o algo así.

No sé, aún no tengo muy reconocido ese sentimiento, está a estudio, en el apartado de "pendientes" de mis emociones.

Susana -

Te comprendo. Hace poco he visto una foto de mis padres de hace unos diez años y me ha entrado más tristeza que otra cosa, de pensar cómo estaban y cómo están ahora. A veces es mejor olvidar las viejas películas.