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Azahar y salitre

Al tiempo no lo atrapa un galgo.

Hoy, mientras volvía a casa desde el trabajo, venía meditando acerca de lo rápido que pasa el tiempo. Muchas veces nos decimos: Hay tiempo de sobra...¡¡¡Mentira!!! Si echamos la vista atrás, podremos ver la gran cantidad de proyectos hechos, y si después analizamos los que hemos llevado a cabo, nos damos cuenta de la gran cantidad de ellos que se quedaron por el camino, suspendidos en un mundo de sueños, fantasías e ideas que nunca pudimos, o no quisimos, llevar a la práctica.

 Y lo malo es que, a partir de cierta edad, ya dudamos de si nos dará tiempo a realizar alguno de esos proyectos irrealizados...

La verdad, hoy me encuentro bastante nostálgico, y por el momento no se me ocurre nada que poder contar. Otro día será.

4 comentarios

Luna -

Tema delicado en lo que a mi respecta, aún sigo pensando si el tiempo juega en mi favor o en mi contra.

¿Recuerdas cuando escribí sobre los sinclos temporales de los nativos americanos? Pues eso quiero pensar ahora, que todo es un ciclo, un círculo que gira alrededor de un punto medio. Estés donde estés siempre te encontrarás a la misma distancia del centro,ni en un momento peor ni en uno mejor, simplemente completando lo que un día alguien hizo empezar.

Pensar eso me resulta más alentador que pensar en una recta, no me gusta ver cómo el tiempo se me escurre entre los dedos mientras intento saber qué coño estoy haciendo con mi vida :S

Un besote

susana -

Yo pienso en ello bastante a menudo, por eso intento evitar que mis hijos pierdan las oportunidades que tienen ahora. Un beso.

Pikifiore -

Qué casualidad!precisamente ayer pensé en ello.Me puse a leer mi diario de los 15 a los 20 años,y leyendo me di cuenta de que no ha pasado tanto tiempo,qu se ha ido como un suspiro,y que la niña de aquellas paginas no se diferencia tanto de la que escribe esto ahora.Leer el pasado me pone melancolica,aunque ahora no lo esté.Un beso

prmt -

Caramba, dirás que no se te ocurre nada más que poder contar... Me parece una breve pero profunda reflexión. Incansable, inexorable, incontestable tiempo. Cae sobre nuestras cabezas con impasible quietud. Nosotros apenas lo apreciamos su presencia y su atroz trabajo. Hasta un día como el tuyo ayer. Y se nos carga el alma de melancolía.