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Azahar y salitre

El cine de ayer, el cine de hoy.

No voy a referirme al séptimo arte en sí, sino a las salas de cine, en la que más de una vez hemos pasado una tarde o una noche, viendo alguna película, más o menos buena, pero disfrutando de nuestro tiempo libre, muchas veces en agaradable compañía con quien compartir esos momentos.

Recuerdo que de pequeño me encantaba ir, pues veía algo mágico en todo aquello: La sala a oscuras, las imágenes que se veían en la pantalla, los haces de luz que se proyectaban sobre ésta, etc. Tardes de sesión doble (O triple, algunas veces), con el bocadillo que traíamos de casa, y que acompañábamos de algún refresco comprado en el bar del mismo cine. También me vienen a la memoria los cines de verano, al aire libre, cenando también de bocadillo y volviendo a casa a las tantas, aunque como solía ser en época de vacaciones, no había problemas de tener que madrugar al día siguiente.

Hoy en día, el cine se ha vuelto muy caro, pues la entrada te puede costar en torno a los 6 ó 7 euros (Salvo el Día del espectador, que suele ser los miércoles), por lo que una tarde de cine en familia te resulta por una pequeña fortuna, sobre todo si además se compran refrescos y/o palomitas. Recuerdo que, en tiempos, el cine era una distracción bastante popular y barata, pero éso ha pasado a la historia, al igual que las salas de reestreno. En Valencia sólo queda una, que suele proyectar películas bastante buenas, todo hay que decirlo.

Mi mujer me preguntaba hace unos días: ¿Cuanto hace que no vamos al cine? Y la verdad es que he perdido la cuenta. Por no mentir, el año pasado, por aquello de la novedad, pues no habíamos ido nunca, fuimos todos a un auto-cine, en Agosto, y la experiencia no estuvo mal, pues se podía sintonizar una frecuencia de radio que hacía que se oyera la película a través del estéreo del coche. Sin embargo, tal vez por lo caro que se ha puesto, o porque mis hijos, ya adolescentes, hacen sus planes, hace bastante que no vamos los cuatro al cine en familia.

A veces, alquilamos un DVD en la videoteca que hay detrás de casa ( 3 euros las novedades, que no es nada caro), o pagamos una película en tv por cable que tenemos, pero no es lo mismo, pues echo de menos el encanto de la sala cinematográfica...

3 comentarios

Pikifiore -

A mí me sigue encantando ir,y echo de menos no ir tan a menudo como solia hacer,pues tienes razón en que sale carísimo.Donde yo vivo,la entrada está ya a 7'25,de las palomitas y cocacola ni hablamos,yo no compro nunca,me llevo una lata metida en el bolso si acaso.Pero donde esté una peli vista en cine que se quite el sofa de casa,para mi gusto.Un beso

susana -

El cine de antes era algo muy especial. Ahora, con la competencia de las televisiones ya no es lo mismo. Aún así a mí me gusta ir de vez en cuando con mi marido. Todos juntos hace años que no vamos tampoco. Un beso

mikhon -

La verdad es que ir al cine hoy en día es un lujo, entre la entrada y las palomitas te sale por 2000 de las antiguas pesetas. Luego te puede pasar como a nosotros hace un par de meses, que fuimos a ver Soy leyenda de Will Smith (muy buena por cierto). Pagamos casi 7€ por la entrada y la sala era de de 10 filas de asientos por dos columnas de 4 asientos. La pantalla era casi como la tele de mi casa. Pagar ese precio por esa sala nos pareció un timo y decidimos no volver a ese cine.

Con la facilidad para conseguir estrenos en el videoclub (o incluso en internet) y esos precios no es de extrañar que muchas salas cierren por falta de público.