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Azahar y salitre

Oficios para el recuerdo.

 

 

Hace unos días, mi mujer y yo hablábamos acerca de personajes y trabajos que ya no se ven, al menos por la calle, y que nosotros solemos recordar como si los hubiéramos visto ayer mismo, sin ser conscientes del implacable paso del tiempo y de cómo va evolucionando todo.

La vida moderna, que va avanzando inexorablemente, con crisis o sin ella, ha ido terminando con muchos oficios artesanos, muchos de ellos ejercidos en la calle, por parte de personas que, de una manera más o menos modesta, se ganaban honradamente el pan de cada día.

Agunos de esos oficios los recuerdo como en sueños, ya que era muy pequeño cuando se ejercían. He aquí algunos de ellos, que tal vez vosotras/os, también recordareis:

-Traperos: Iban pregonando sus servicios por la calle, muchas veces tirando de un carro de mano, anunciando la compra de papel, trapos, botellas, hierro viejo, etc. Este trabajo ha sido desplazado y anulado por contenedores de reciclaje, aunque aún se ven algunos chatarreros que van de por libre, con destartaladas furgonetas.

-Vendedores de pescado. Iban con un cubo colgando de cada brazo, pregonando su mercancía, que solían ser boquerones o peces pequeños, que la gente compraba para hacer fritadas. Hoy en día, entre las normas sanitarias tan estrictas, y las medidas mínimas, estos vendedores han desaparecido. No sé si por algunas zonas de la costa andaluza tal vez sigan sobreviviendo.

- Escoberos: Iban por las casas arreglando las escobas de caña y hojas de palma. Hoy en día, el plástico casi ha acabado con aquellos rústicos escobones, menos higiénicos y de difícil desinfección.

-Estañadores: Solían colocarse por las zonas de los mercados, provistos de un hornillo y unos rudimentarios sopletes, para arreglar los cacharros de hojalata o de metal esmaltado (Ollas, palanganas, utensilios de cocina, etc.). El uso generalizado del plástico y el acero inoxidable de alta calidad acabó con ese oficio.

- Silleros: Arreglaban las sillas de madera, con asiento de enea. Los recuerdo, de muy pequeño, que iban por la calle, tirando de un carrito de mano, mientras iban haciendo sonar una pequeña campanilla. En la zona de Valencia se les denominaba "cadirers".

-Lecheros: Iban haciendo su recorrido, atendiendo una clientela que tenían en cada barriada. Vendían, sobre unas medidas, la leche que se necesitaba cada día. Las normas de higiene, y la proliferación de supermercados también ha terminado con ese oficio. Curiosamente, nunca conocí de casos de intoxicaciones por virus de ningún tipo. Si a un caso, a veces la leche salía muy aguada...

Podría ir enumerando algunos oficios más, pero sólo he puesto los que recuerdo con más añoranza. Sin embargo, todavía subsisten algunos de esos oficios que hacen ganar el pan en la calle, como por ejemplo, los afiladores. No obstante, éstos han sabido evolucionar, pues en vez de utilizar aquella rueda de afilar que manejaban con un pedal, suelen emplear una moto o una furgoneta, a la que acoplan un motorcito que mueve la redonda piedra de amolar.

Y también hago mención de los vendedores del cupón pro-ciegos, aunque en estos últimos años han evolucionado mucho, modernizándose y adaptando su venta a diversos productos. Ahora suelen estar en un kiosco fijo o utilizan un tenederete desmontable. En la zona de Alicante, y no sé si en alguna otra, los vendedores del cupón pregonan su mercancía de una forma muy curiosa: Las dos últimas cifras tienen una denominación concreta, por ejemplo, el 28 es Alicante, el 35 es el Infierno, el 93 es la Revolución, etc. Y se les ve cantando: ¡¡Llevo el Caballo, la Bomba, el Orinal, el Pato!! o los números que cada uno lleve ese día. Merece la pena ver ese curioso y popular espectáculo callejero gratuito.

También recuerdo, en los parques públicos , donde juegan niños, los vendedores de globos, que ahora, cuando se ven, suelen estar rellenos de gas, lo cual provoca que, si la criatura lo suelta, ascienda hasta perderse en el espacio. Los que yo recuerdo, de cuando era niño, estaban llenos de aire, hinchado con un curioso fuelle accionado con el pie, y sujetos después con una cañita, generalmente hecha de mimbre o junco. Muchas veces, el mismo vendedor de globos solía tener también caramelos u otras chucherías. En las ferias, sobre todo por Navidad, se suelen ver los vendedores de algodón de azúcar o de manzanas acarameladas, en color rojo y pinchadas con un palito.

¿Alguien recuerda algún oficio que ya no se ejerza normalmente por la zona en que vive? Ya me direis algo.

Y mañana, sábado, regresan mis hijos de París. Ya os contaré qué tal lo han pasado, y si han hecho fotos guapas, os las enviaré a vuestros e-mails.

Buen finde a todas/os.

5 comentarios

acoolgirl -

Si, por aqui es muy normal lo de ponerles nombre a los numeros... De hecho, no solo se utilizan para los cupones de la Once... los usamos para todo!! Jajajaja!!!

Que pena que se vayan perdiendo todas estas cosas...

Un besooo y espero que tus hijos hayan disfrutado mucho!!

Pikifiore -

Mi abuelo era lechero!y tenia su pequeña lecheria en el centro de la capital,yo recuerdo aquello muy poquito pero sé que hacía la ronda con grandes vasijas para los pedidos :).Mis padres a menudo se acuerdan tb del sereno,presente en casi todas las calles,yo eso no lo viví.Al afilador sin embargo sí le he visto,aún toca la armónica un par de dias en verano bajo mi ventana.Igualmente curiosos me resultan los zapateros remendones,con su pequeño taller y todos sus utensilios.Un besote

Mikhon -

Yo tampoco he conocido los oficios que comentas, salvo el de afilador. Y aun hoy oigo de vez en cuando el sonido que hace el afilador con su especie de silbato anunciando que está por la zona. Aunque también he de decir que por mucho que les oiga (y eso que dicen que trae mala suerte oír el silbido ese) no he visto ninguno en mucho tiempo.

Luna -

El otro día tuve una conversación similar con Sr Oscuro... Aunque lo nuestro se redujo a "la evolución de la lche a lo largo de los años..." jejejeje. Vale, sí, yo soy algo más vieja que él... Y sí, lo noté en algunas cosas que yo viví y él no...

No conocí ninguna de las cosas que mencionas. Aunque seguro que ahora te resulta curioso recordar todo aquello y compararlo con cómo están las cosas ahora.

Un beso!

susana -

Viviendo en Madrid, no he podido conocer tantos oficios, pero la verdad es que tenía su encanto. Me acuerdo de cuando era muy pequeña del sereno, y de los gitanos que venían con la cabra. Un beso.