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Azahar y salitre

8 de Diciembre. Recuerdos de infancia.


Cada vez que llega esta fecha, mi cabeza se llena de recuerdos de la infancia, por varios motivos.

Hace años, hasta finales de los sesenta o principios de los setenta (No lo puedo precisar), el Día de la Madre se celebraba el 8 de Diciembre, en lugar del primer domingo de Mayo, como actualmente se hace. Y en el colegio/parvulario en el que aprendí mis primeras letras, dirigidos por nuestras maestras (Dª Lucrecia o la Srta. Carmina), realizábamos trabajos manuales para regalar a nuestras madres. Recuerdo particularmente un cuadrito, consistente en un azulejo negro, sobre el que pegábamos una calcomanía que contenía el dibujo de una rosa roja. Y después le colocábamos atrás un pequeño soporte de anilla para colgarlo de la pared.

Pero también era el día del santo de mi abuela paterna, a a que nunca llamamos Inmaculada, ni Concha, sino simplemente la "abuela María". Solíamos ir a comer toda la familia a algún restaurante, pues éramos demasiados para poder preparar una comida en una cocina doméstica, ya que entre mayores y niños éramos unos 21, aproximadamente. Y después íbamos a tomar café y pasar la tarde en su casa, que recuerdo como inmensamente grande. Era un piso muy antiguo, que hoy en día calculo sería de unos 200 m2, en el que vivían de alquiler. Los mayores se quedaban en el salón/comedor, y los pequeños (Los 10 primos que éramos y seguimos siendo en la actualidad) nos íbamos a una sala de estar; a pesar de haber prometido portarnos bien, casi siempre acabábamos una batalla campal, a base de lanzarnos todos los cojines que había en aquella estancia, en la que una lámpara de techo solía salir indemne, de forma milagrosa. A veces, alguno de los impactos de los cojines solía hacer más daño del deseado, provocando algún que otro lloro, pero éso formaba parte del festejo...

En alguna ocasión, uno de nuestros tíos (Vicente), que era abogado, se reunía con nosotros y nos contaba historias, inventadas por él, pero narradas con tal vehemencia y realismo que nos mantenía en vilo durante un buen rato. Es curioso, pero ese tío siempre decía que le hubiera gustado ser escritor, en lugar de abogado, pues no le gustaba mucho su profesión. Sin embargo, la vida y el sentido común le habían llevado a trabajar en la abogacía. Este familiar hace ya tiempo que, desgraciadamente, falleció. Pero cuando hablo a veces con mi tía Marisa, su viuda, me dice muchas veces la frustración que sintió mi tío por no haberse podido dedicar a la literatura y a la pintura, que es lo que en realidad le gustaba, pues tenía más espíritu de artista que de picapleitos.

También recuerdo, en una ocasión, que nos pusimos a jugar al escondite en aquella inmensa casa, y vimos como uno de los primos (Víctor), se escondía en uno de esos retretes, diminutos y mal ventilados, que había en las casa antiguas, para la servidumbre o para casos de "urgencias fisiológicas", y decidimos cerrar el pestillo de fuera. Durante un buen rato, oimos sus gritos y sus golpes, partiéndonos de risa, mientras exclamaba:"¡¡¡Sacadme de aquí!!!¡¡¡Que huele a mierda!!! " Como estaba a la otra punta de la casa, los mayores que había en el salón no se enteraban de sus gritos, de manera que se tiró bastantes minutos encerrado en aquel pestilente lugar,,,Y es que los niños de aquella época éramos muuuuuy gamberretes. Todavía me mondo de la risa cuando recuerdo esa anécdota...

Espero que esteis descansando bien estos días de tanta festividad. Nos vemos el lunes.

3 comentarios

Alba -

Que bonitos son los recuerdos de la infancia verdad? que nostalgia sana entra al recordarlos (ayns.. suspiro)

Un besote

Pd.- Me ha encantado

Pikifiore -

Jueee,pues para meter 21 personas de la misma familia en un restaurante hay que tener mérito,jejeje.Cuando leo estas cosas me entra una cierta envidia sana,me hubiera gustado tner familia mas numerosa,pero somos siete,solo,ni uno mas ni uno menos.Y los primos brillan por su ausencia...Un beso

Luna -

´Qué tendrán los recuerdos que siempre dejan un sabor dulce cuando los vemos un tiempo después...

Un beso