Vivir para ver.
Este pasado fin de semana, me fuí con Pilar y con mi hija a Oropesa (Castellón), a huir un poco del calor urbano, y de paso respirar algo de aire marino, ver a mi hijo y a mi suegra y descansar un poco, que falta nos hacía...
Por la mañana, me fuí paseando hacia el pueblo, a comprar la prensa y algo de pan, y al regresar hacia la playa ví una estampa, que me puso los pelos de punta, pues creía que cierta fauna ya había desaparecido, a causa de la evolución social, pero ya se sabe...¡¡España es diferente!!
Os juro que, si llego a tener en la mano mi cámara o una filmadora, hubiera captado aquellas imágenes y las habría guardado para la Historia, por su pintoresco tipismo: Una familia que iba hacia la playa. Hasta aquí, podría parecer normal, pero la forma en que lo hacían era alucinante:
Un matrimonio, de edad indefinida, aunque no muy mayores, con sus dos hijos, marchaba llevando el aramazón de un carrito de compra (De ésos que las amas de casa usan para ir al súper), y sobre él habían colocado una nevera portátil, sobre la que apilaban la sombrilla (Plegada), las sillas y, coronando todo, un radiocassette portátil, estéreo, en el que sonaba una música pachanguera, que recordaba a Los Chunguitos o algo similar...
Os doy mi palabra que todo mi cuerpo se estremeció ante aquel espectáculo, mientras pensaba: "¿No se da cuenta esa gente del espectáculo tan denigrante, para una nación que dice quiere progresar, que está dando?"
Aunque después, para mis adentros, me permití opinar: "La España profunda también tiene derecho a ir a la playa".
3 comentarios
Pikifiore -
Alba -
Un beso
susana -