Motes y apodos.
El origen de nuestros apellidos viene de muy antiguo, sobre todo de la época medieval, o incluso antes, cuando a las personas se le añadía al nombre un apodo, que podía ser de origen gentilicio, patronímico, indicador de su oficio, etc. Y con el tiempo, ese apodo empezó a figurar en documentos escritos, y así hasta nuestros días.
Sin embargo, en muchos pueblos todavía se sigue conociendo a las personas por su mote o apodo, muchas veces de tipo familiar, heredado durante generaciones, sin saberse siquiera cuál fué el origen de ese sobrenombre, pseudínimo, mal nombre o "nick", como se dice en lenguaje de internautas.
En mi caso concreto, por parte de padre no hay caso, pues ya desde mi abuelo hemos sido de ciudad, pero por parte de mi madre, en Benejúzar (Alicante), de donde era su padre, allí somos de los "Pipas", y familiares de los descendientes del "Cojo". En el caso de mi mujer, parte de su familia es de Onda (Castellón), y allí forman parte de los "Condes". Suele ser muy normal el llegar a un pueblo, preguntar por alguien por su nombre y apellidos y no saber darte razón, pero en cuanto dices el apodo, enseguida saben su dirección, vida, obra y milagros... Como ya dijo Unamuno:"Que país, que paisaje y que paisanaje".
Otro caso es el de los apodos que todos, sobre todo en época escolar, hemos dado a compañeros y/o a profesores, algunas veces con cierta crueldad. Yo recuerdo, cuando estudié la primaria en Maristas, que había un profesor, D. Emilio, al que le llamábamos el "ojo-choto", pues padecía de un fuerte estrabismo, que te daba escalofríos cuando te miraba a la cara, pues no sabías con qué ojo te estaba observando. Era profesor de matemáticas, y debo reconocer que sabía enseñar muy bien su asignatura, pues la vivía con un entusiasmo tan grande que acababa por contagiarlo a su alumnado. Lo más curioso del caso es que su apodo fué pasando de una promoción a otra, y él siempre se comportaba igual año tras año. Otros apodos de la época: D. Adrián (El sapo), el hermano David (El cabolo), el hermano Pablo (El Danone), y así otros por el estilo.
En el Instituto, el ser más mayores tampoco nos libraba del vicio de seguir poniendo apodos a los profesores, incluso creo que con más acidez y crueldad, si cabe. Recuerdo a un profesor, al que conocía de vista, pues no lo tuve nunca dándome clase, cuyo nombre he olvidado, pero sí me acuerdo de su apodo (Jorobín de los bosques), pues el pobre hombre padecía una deformación de columna que le hacía ir con una pequeña "chepa". Y una profesora de Ciencias Naturales (Dª Aurora), bajita y con muy mal genio, siempre vestida de negro, a la que llamábamos "La cucaracha". También había un profesor de latín, muy bueno en la materia, D. Jaime Caruana, que estaba sordo como una tapia (De hecho, llevaba un "sonotone" de ésos de cable y micro en el bolsillo), al que llamábamos "D. Sordete". Curiosamente, era una persona con un gran sentido del humor, pero muy recto en clase cuando había que serlo, y que estaba dotado de una inmensa paciencia.
No sé cuantos de los que visitais este blog os dedicais a la enseñanza, o conoceis su ambiente, pero imagino que el tema seguirá igual. Yo tengo una prima y varios antiguos compañeros que está trabajando de profesores, e imagino que conocerán si tienen o no apodo, pero siempre han preferido ignorarlo, o no decirlo para evitar mosqueos. Je, je, je.
Y es que, a pesar de que los tiempos avanzan, no podemos evitar el uso de ciertas ancestrales tradiciones...
9 comentarios
Fer -
En cuanto a motes para profesores del colegio e instituto (los de la facultad me los callo, por si acaso), aún me acuerdo del Cabezaperro, de la Bartola (y era un tío), de Juansimodo, de la Vini-Vidi-Bizqui, de la Repollo, del Karaoke, del Tinelli, de Borenzo, del Comando, de Fermineitor...
Madre mía, ¡qué cabrones éramos!
acoolgirl -
Un besoteee
Pikifiore -
Señor Oscuro -
Un saludo.
Enigmática -
Bromas a parte, me has hecho recordar los años de colegio e instituto y algunos apodos de los profesores, aunque la verdad es que no había demasiados.
Besos,
Enigmática
Cris -
Del cole... puf... que si claro que yo creo que no quedaba un profe con su mote y no siempre cariñoso...ejem...
ahora no tengo a nadie en ese ambiente, pero imagino que hay cosas que nunca cambian y que los motes, apodos y demás están a la orden del día.
saludos
Alba -
NO sé, pero en mi familia no se han usado motes (o eso creo yo!)
Un besito!
Hadex -
En la Facultad sí recuerdo motes más crueles, pero sólo a quien se lo merecía, je je je....
Un bico.
susana -