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Azahar y salitre

Cuando la ciudad despierta

No sé si alguna vez os habeis fijado en ese curioso espectáculo, tal vez porque a esas horas cada uno está muy atareado en preparase para salir a la calle, a la lucha diaria, y al formar parte del mismo no se aprecian las cosas del mismo modo que si te fijas, como un espectador.

A mi es un espectáculo que siempre me ha fascinado, como si estuviera asistiendo a una parte más de ese inmenso teatro que es la vida diaria. Hace ya tiempo, estuve durante dos o tres años trabajando de comercial en una empresa de productos para panadería y pastelería, por lo que tenía que visitar hornos a hora muy temprana. Hay que tener en cuenta que, al menos en la zona de Valencia, hay horneros que se ponen a trabajar a las dos o las tres de la mañana, y se van a acostar sobre las nueve o las diez como muy tarde, por lo que, si quieres que te atiendan, ofrecerles tus productos, y que te compren, has de visitarlos mientras están trabajando, cuando aún no ha salido el sol.

Es curioso, pero me solía fijar en las calles, que poco a poco iban abandonando el silencio que las dominada, para lentamente ir degenerando en un ruidoso ir y venir de personas y vehículos. Caras de sueño de la gente que, a temprana hora, se dirigen a su trabajo o a estudiar. Madres y padres que acompañan a sus hijos al colegio. Persianas de comercios que se levantan ruidosamente, como anunciando que su actividad ha comenzado. Los primeros vehículos que empiezan a circular, los obreros que enmpiezan una jornada en el tajo, hombres y mujeres que entran en el bar, para intentar ahuyentar el sueño a base de cafés..., y poco a poco el silencio deja paso a un ruido que permanecerá en vigor hasta mediodía, en que bajará un poco su volumen, por la gente que está comiendo...Hasta que de nuevo se ponga en marcha durante toda la tarde, muriendo con la luz del día, cuando el personal se retira a un descanso más o menos merecido.

Recuerdo, cuando hice la mili, en Madrid, había un pub en la calle de atrás del cuartel en que prestaba servicio, y cuando yo llegaba para hacer alguna guardia, sobre las 7 de la mañana, entonces cerraban sus puertas el el pub para irse a dormir, saliendo aquellos noctámbulos a la calle con alguna copa de más. En una ocasión, recuerdo haber visto al desparecido cómico José-Luis Coll intentar abrir su coche sin acertar con la cerradura, de tan pasado que iba de alcohol...

Pero, volviendo al espectáculo de una ciudad que se va despertando, si alguna vez os quereis fijar en él, os aseguro que merece la pena.

Buen comienzo de semana a todos/as. 

2 comentarios

Luna -

Hay un amanecer en concreto que nunca olvidaré. Cuando ya sabía que tenía que irme de mi tierra, un día cuando iba a trabajar, miré a mi alrededor y me eché a llorar, no quería pensar cómo sería mi vida sin ver eso todas las mañanas.

Un besito, hoy desde Asturias

Alba -

Yo, algun amanecer que otro no me he perdido ;)

La verdad es que a mi también me gusta (eso si, yo un poco más tarde no tan temprano) pero ver como la ciudad despierta, y vuelve el bullicio que a primeras horas no hay.

Un besito