Recuerdos de niñez.
Han sido varios los factores que han despertado en mi memoria ciertos recuerdos de esa etapa que tanto deseamos abandonar cuando la vivimos, pero que tanto recordamos cuando ya somos adultos: La niñez. Por un lado, el último post de Nina (Todo lo de más es lo de menos), cuando hablaba de los juegos de su infancia; por otra parte, este pasado finde, en Oropesa, al contemplar a mis hijos con su habitual pandilla de amigos veraniegos, y ver lo rápido que ha pasado el tiempo...
Curiosamente, se suelen reunir en el mismo rincón de la zona de la piscina desde siempre, y por las tardes suelen quedar a jugar a las cartas en la parte de atrás del edificio de apartamentos, disfrutando de una sombra fresca y agradable. Pero ya son unos adolescentes, con un cuerpo adulto plenamente formado, tanto mis hijos como el resto del grupo. Y es que ya lo decía una de mis abuelas: "Al tiempo no lo atrapa un galgo".
Aparte de ésto, en el programa de actividades veraniegas de Oropesa, para este próximo fin de semana hay programado un concurso de castillos de arena, actividad clásica playera desde que al personal le dió por ir a disfrutar del mar. Recordaba, de pequeño, cómo con una pala, un rastrillo, un pozal y mucha, mucha imaginación, levantábamos esa pequeñas y efímeras obras de ingeniería, que muchas veces, para gran cabreo para el que se había pasado un buen rato alzándola, era arrasada por los pisotones de algún gracioso o de algún pequeño con ciertos instintos destructivos...
Recordaba también los juegos en la calle, en una época en que apenas había tráfico, y que a veces terminában con alguna pequeña herida, generalmente en la rodilla, a causa de lo impetuosos que podíamos llegar a ser, pero que se curaban con un poco de agua oxigenada, "mercromina", una tirita y...A seguir jugando, hasta que tocaba ir a comer o a cenar. Muchas veces, solíamos jugar con juguetes que nos hacíamos nosotros mismos, sobre todo espadas, arcos y flechas, tirachinas, etc. Lo malo es que cuando lo cuento a mis hijos, me dicen que en aquella época éramos muy violentos. Y éso que no teníamos entonces videojuegos, ni artilugios electrónicos, pero al fin y al cabo, éramos felices con lo que había a mano.
Hoy en día, la sociedad consumista en que vivimos, creo que ha terminado con muchas ilusiones infantiles, así como con la capacidad de crear esas fantasías que tanto han hecho disfrutar a los más pequeños. Tributo que a veces hay que pagar al progreso...
8 comentarios
e. fugaz -
Yo sí que jugué en la calle, pese a que soy de la generación que fue dejando de hacerlo, y la verdad es que ahora me da pena que casi no haya niños jugando en los parques o a la pelota, pero creo que no sólo es de ellos la culpa, por querer quedarse frente a un juguete más cómodo, sino que viene de la creencia de que jugar en la calle es muy peligroso, y, si bien es cierto que jugar en la Gran Vía de Madrid lo es, jugar en un parque con una cierta supervisión, o a partir de una cierta edad sin ella, tampoco lo es tanto, pero bueno, es el progreso, ¿no?
Un saludo
hadex -
cris -
bss buen finde
Pikifiore -
susana -
acoolgirl -
a -
Un besitooo y gracias por traer a la memoria estos recuerdos :)
Artabria -