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Azahar y salitre

Asignatura pendiente.

No me quiero referir a esa película de 1977 que tanto éxito tuvo en su día, sino a una circunstancia que estoy seguro todos hemos tenido que afrontar alguna o varias veces a lo largo de nuestra vida, especialmente en el terreno sentimental.

En mi caso, digamos que se llama P***, y fué compañera mía de estudios a lo largo de los cinco años que duró nuestra carrera. Aparte de buena compenetración durante nuestra etapa universitaria, estudiando o preparando exámenes y trabajos de diversas asignaturas, también vivimos buenos momentos en nuestros ratos libres, yendo al cine, al teatro o a tomar alguna cosa en las zonas de ocio que había por Valencia.

También debo decir que me fué de gran ayuda en un par de malos momentos personales, apoyándome y dándome ánimos para superarlos a pesar de tratarse de temas puramente personales no académicos.

Dado que en la facultad siempre íbamos juntos, especialmente a la hora de confeccionar algún trabajo, al sentarnos para compartir apuntes o para hacer alguna consulta al profesor de turno, en clase nos decían algunos compañeros si había algo especial, y nosotros ni confirmábamos ni desmentíamos nada, mientras intercambiábamos alguna que otra mirada cómplice.

A pesar de la mútua empatía, nunca se nos ocurrió decir nada acerca de dar un paso y pasar a un tipo de relación más personal. Tal vez por miedo al rechazo, o a lo mejor fué por miedo a que esa química que había entre nosotros pudiera estropearse. Años después de todo aquello, me he preguntado una y mil veces si aquello fué un amor platónico. ¿Quién sabe...?

A poco de haber terminado la carrera, echando mucho de menos esa relación, fué cuando se me ocurrió proponerle ese paso que nunca nos decidimos a dar, pero ya era tarde pues ella había comenzado una historia con otra persona, pero que nuestra amistad no tenía por qué romperse. De hecho, aún llegamos a vernos de vez en cuando e incluso hablamos por teléfono en alguna ocasión.

Por éso, cuando ella enviudó de forma inesperada, me sentí muy mal al enterarme, por no haber podido acudir a apoyarla en tan duro momento. Su marido era muy buena persona, simpático y atento, por lo que me dió rabia el ver cómo a veces la vida se ensaña con quien menos lo merece.

Años después, todavía hablemos por teléfono alguna que otra vez, y Pilar lo sabe, pues le conté la estupenda relación que hubo hace años. Cuando hablo con ella, lo hacemos preguntando por antiguos compañeros, por anécdotas de la universidad o por nuestras respectivas familias, pero nunca lo hacemos por "lo que pudo haber sido y no fué".

Por cierto, basándome en ese personaje de tan grato recuerdo hice un relato titulado "Reencuentro", que publiqué en el portal "loscuentos.net" y en el desparecido "Grupobúo", por si alguien quiere leerlo.

Es curioso, pero "asignatura pendiente", "ángel protector" y "amor platónico" empiezan por las mismas letras (A y P).

¿Casualidad o broma del Destino?

Motes de profesores.

Ante todo, no quiero ofender a nadie que se dedique a la muy honorable profesión de la docencia, aunque imagino que serán conocedores del mote o apodo que le hayan podido colocar sus alumnos, siguiendo una tradición bastante arraigada en colegios, institutos e incluso universidades.

Todos los años, una vez en verano y otra en invierno, suelo reunirme para comer con antiguos compañeros de Maristas, donde estudié la Enseñanza Primaria y el Bachillerato Elemental, que solía concluir con un terrorífico examen llamado "Reválida", necesario para poder obtener el correspondiente título. Pocos años después podía hacerse otro examen similar, al terminar el Bachillerato Superior, antes de cursar estudios universitarios quien así lo decidiera.

En las sobremesas de esa comida salen a relucir muchos recuerdos de aquella época, entre los cuelas se suelen nombrar a algunos profesores (Fallecidos por desgracia en su mayoría), y debo decir que a veces se les suele recordar más por su apodo que por su nombre y apellidos.

Recuerdo particularmente a uno, que me dió Matemáticas en 3º de Bachiller, que era bizco, de manera que cuendo te miraba a la cara no sabías con qué ojo lo hacía. Era una persona enamorada de la asignatura que enseñaba y, lo más difícil, sabía contagiarte su entusiasmo. Era muy serio, pero educado con sus alumnos, a los cuales sabía apoyar cuando tenía alguna dificultad. Su nombre: D. Emilo Iribarren Terol. Su apodo: El "ojo-choto". Era un apodo que iba pasando de curso en curso desde tiempo inmemorial, dándose el caso de hermanos que lo tuvieron cuando les tocaba pasar por su curso.

Cuando estudié el Bachillerato Superior (Letras) en el Instituto "Luis Vives" de Valencia, recuerdo particularmente a dos profesores:

1) D. Jaime Caruana y Gómez de Barreda. Profesor de latín, aparte de bibliotecario y archivero, que también sabía vivir la asignatura que impartía. Era militar retirado, que había tenido que abandonar el ejército por una enfermedad que lo dejó sordo profundo. Lo recuerdo con su "sonotone" de los de cable, cuyo micrófono te acercaba para que le hablases cuando te hacía alguna pregunta sobre el texto en latín que se estudiaba y traducía en la pizarra. Su apodo: "Don Sordete".

1) Dª Aurora (No recuerdo su apellido). Profesora de Ciencias Naturales bajita, viuda, siempre vestida de negro y con un mal genio impresionante que no toleraba la más mínima confianza. Su racanería a la hora de puntuar era legendaria. Si te ponía un "6" casi te podías dar con un canto en los dientes, y sabías que otro profesor te podría dar por lo menos un notable alto. Solía llevar las llaves con un llavero de metacrilato, en el que había incrustado una especie de escarabajo, lo que le valió el apodo de "La cucaracha".

¿Alguno recuerda apodos a los profesores que tuvo?

La velocidad del tiempo.

El pasado sábado, día 22 de Junio, se cumplieron 38 años de mi matrimonio con Pilar. En alguna ocasión he comentado que aquello puso fin a unos años muy agitados en lo que se refiere a mi vida sentimental, debido principalmente a un serie de amores no correspondidos.

Echando la vista atrás, veo lo rápido que ha ido pasando el tiempo, aunque en función de la edad éste ha transcurrido a velociades muy diferentes, o al menos es lo que a mi me parece.

Cuando empecé a salir con Pilar hacía unos diez años que había comenzado mi vida amorosa, por la cual habían pasado especialmente G***, S*** y L***. Y cuando recordaba todo aquello me daba la impresión de que había sucedido hacía muchos años.

Sin embargo, cuando ahora miro hacia el pasado, cuando comenzó nuestra relación y todo lo sucedido desde entonces, me da la impresión de que todo hubiera acaecido hace cuatro días. Tal vez será porque la vida nos hace apreciar el paso del tiempo a una velocidad muy diferente. Cuando tuve mi primer amor yo tenía 18 años, pero cuando empecé mi historia con Pilar ya tenía 28 y creo que esa diferencia, aparte de las experiencias buenas y malas que sucedieron durante ese tiempo hace que se vea avanzar la vida a un ritmo muy diferente.

Ahora, desde que ya somos abuelos, mi pregunta es ¿Cómo veremos avanzar el tiempo?

Oficios y negocios para el recuerdo.

Cada vez me gusta menos ir por el centro de Valencia, pues aparte del tema del tráfico y el aparcamiento (Cada vez peor) veo con tristeza cómo van desapareciendo comercios tradicionales, muchos de ellos con diploma de centenario y que incluso fueron pasando de padres a hijos durante generaciones. Algunos han cerrado por no haber relevo generacional al jubilarse el titular, otros por no resultar rentables al tener poca clientela y, como ocurrión hace pocos años al actualizar los precios de los alquileres de local comercial, que hizo que más de un establecimiento cerrase por no asumir una subida que, en muchos casos, fué brutal.

Por otra parte, y ésto no sólo pasa en los comercios del centro, sino también en los de barriada, ha habido mucho tipo de negocio que ha ido desapareciendo por haber cambiado el estilo de enfoque comercial o el tipo de clientela. Creo recordar que hace tiempo hice algún comentario al respecto.

Ejemplos concretos:

1) Lecherías. Hace años que se prohibió la venta de leche a granel, aunque se siguió vendiendo pasteurizada y embotellada. Aparte de éso, en ese tipo de comercio también solían venderse productos lácteos, bebidas refrescantes, huevos y algo de laterío. Sigueron funcionando durante algunos años, hasta su desaparición total (Al menos en la zona de Valencia).

2) Futbolines. También llamados billares o recreativos. Siempre solía haber uno cerca de algún colegio, y era una manera de socializar por parte de mucha gente al salir de clase, aunque también se echaron cierta mala fama por servir de lugar de escaqueo para hacer novillos, aparte de ser frecuentados, en algunos casos, por gente de ideas no muy limpias...

3) Limpiabotas. En tiempos llegó a haber incluso algunos locales donde se solía dar brillo y lustre a los zapatos, aunque al desaparecer esos "salones de limpieza de calzado" hubo muchos de estos profesionales que iban por la calle de por libre, situándose cerca de algún establecimiento hostelero o en alguna peluquería de caballeros, pues sus servicios solían ser demandados generalmente por público masculino. También tenían fama de buenos revendedores de lotería y de entradas para fútbol o toros. Hoy en día, no sé si en Valencia quedan uno o dos.

4) Jugueterías. Es cierto que se siguen vendiendo juguetes en gran superficie o en tiendas de cadenas especializadas, pero la pequeña juguetería especializada, tanto del centro como de barriada han desaparecido practicamente. Junto con ellas también han desaparecido cierto tipo de kioscos donde no se vendía prensa, pero sí dulces, cromos, pirotecnia infantil y algo de juguete económico o baratijas. Recuerdo incluso en Valencia un par de almacenes al por mayor para abastecer este tipo de comercio, pero hace años que desaparecieron.

5) Video-clubs. Practicamente han pasado todos a la historia, víctimas de Internet y sus páginas para visionar o descargar películas. Queda alguno para nostálgicos de cine clásico o de películas de autor, pero son una minoría inapreciable.

Siguen subsistiendo, a trancas y barrancas, algunos establecimientos tradiconales que parecía que iban a desaparecer, pero que al menos en algunos barrios siguen funcionando gracias a una clientela que sigue acudiendo a ellos: Carnicerías, pescaderías, verdulerías, mercerías, hornos de pan, pastelerías, etc.

A ver lo que duran...

Preparando nuevo curso.

Desde que me jubilé, hace dos años, me he ido apuntando a cursos diversos para distraerme y, de paso, volver a tiempos de estudiante, pues no quiero ser uno de esos jubilados que se pasan el día en el club jugando al dominó o echando partidas de petanca. 

El primer año me apunté a un curso de los que organiza la Universidad Literaria para mayores de 50 años. Era de "Narrativa" y la verdad es que lo pasé muy bien, pues volví a pisar la facultad en la que estudié Filología hace muchos años. El ambiente de clase era muy bueno y el profesor también había estudiado mi carrera, aunque en otra promoción. A veces, en clase, cuano hacíamos algún comentario o análisis de un texto me solía decir: "Manuel, no seas tan técnico, que no todos han estudiado nuestra carrera".

El siguiente año me matriculé en un curso de Fotografía, en la "Universidad Popular" del Ayuntamiento de Valencia, que ha concluído hace unos días. Creía que ese curso iba a tratar de diversas modalidades fotográficas, pero realmente casi parecía más de informática que de fotografía en sí, pues se trabajaba mucho con el ordenador y poco con cámara en trabajo de campo o estudio, pero por lo menos he ido sacando más provecho en el uso de mi cámara digital. Siempre he sido muy aficionado a la fotografía (Especialmente a la clásica, que ahora llaman "analógica"), y de hecho todavía conservo mi vieja Canon de carrete, con sus objetivos. Pero la digital es otro mundo...

Y para el curso que viene me he preinscrito hoy para estudiar portugués en la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia. Siempre me ha gustado Portugal en las diversas ocasiones que he estado en ese país, y la verdad es que echaba de menos el poder comunicarme más directamente con los portugueses, aunque los entendía muy bien, ya que soy bilingüe (Castellano/Valenciano) y entre bachillerato y universidad estudié 10 años de francés, 8 de latín y 2 de italiano, por lo que me resulta bastante fácil el entender otra lengua latina, que además conserva bastantes modismos del castellano antiguo.

Ya os iré contando cómo va el tema, cuando empiexe el curso en Septiembre.

Soy parte de mi barrio.

Este mes de Junio se cumplirán 38 años en que me vine a vivir a la barriada en que resido. Fué consecuencia de mi matrimonio con Pilar, después  de unos tres años de noviazgo, dejando atrás una vida sentimental algo agitada, tal como conté en otros post hace unos cuantos años en este mismo blog.

En estos últimos años, concretamente desde Enero de 2016 hasta Junio de 2022 tuve ni negocio (Floristería) en la misma calle en que vivo, por lo que hoy en día, cuando salgo a la calle, me siguen saludando antiguos clientes y otros comerciantes de la barriada, ya que hice amistad con algunos de ellos. Me hice cargo de ese negocio a causa de no encontrar trabajo tras enviar montones de "curriculums" ofreciendo mis servicios como comercial en los diversos sectores donde tenía experiencia, pero al parecer en este país la fecha de nacimiento es la de caducidad a la hora de buscar empleo. Me surgió la oportunidad de quedarme ese negocio en traspaso, por jubilación de su anterior dueño, y la aproveché.

Durante todos estos años he ido viendo la forma en que ha habido cambios en mi barrio, especialmente en cómo se ha ido urbanizando, cómo se han construído edificios en los pocos solares que aún estaban libres y en cómo han ido apareciendo y desapareciendo diversos comercios y bares. 

No me quejo de la elección de barriada cuando Pilar y yo estuvimos buscando vivienda para casarnos, lo cual nos vino a costar casi dos años, hasta que encontré la ocasión con la que es nuestra casa. Está un poco a las afueras de Valencia, pero bien comunicada, pues hay tres líneas de autobuses que van al centro, tenemos colegio público (Al cual fueron mis dos hijos), hay bastante comercio y está a unos 800 m. de la salida hacia el "by pass", lo cual me venía muy bien cuando me dedicaba a viajar por mi trabajo de representante de comercio durante algunos años.

Ahora, como jubilado, me dedico a ver el barrio de una forma diferente, sobre todo cuando paseo con mi nieto.

¿Hay alguien ahí?

Ha pasado mucho, muchísimo tiempo desde la última vez que escribí algo en este blog.

Han habido muchos cambios en general, tanto en lo social como en lo político, que imagino habrán favorecido a algunos y perjudicado a otros.

En lo que a mi concierne, me jubilé hace dos años y desde hace unos catorce meses que soy abuelo de un nieto muy gamberrete y espabilado, hijo de mi hijo mayor y mi nuera. Se llama Nayan, que es un nombre hindú, ya que su madre es de esa etnia, aunque nacida en Gibraltar.

Mi hija, en cambio, no tiene ni tan siquiera novio, ni quiere saber nada del tema, pues está muy centrada en su trabajo, sus estudios (Aunque es diplomada en Medio Ambiente, está haciendo un grado de Psicología a distancia) y escribiendo alguna de sus novelas de misterio, que suele publicar por Amazon con el pseudónimo de "Sendra Black".

A ver si me lee alguien de mi antiguo grupo de Blogia y retomamos contacto, aunque siempre estaré abierto a nuevos contactos, siempre que vengan en son de paz.

 

Saludos desde Valencia (España).

Sigo vivo.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí, lo reconozco.

En parte por dejadez, en parte por falta de ganas, desmotivación, ánimo muy bajo, etc. Por otra parte, he visto que se han dado de baja muchos blogs a los que seguía, y que también seguían el mismo. Sé de algunos de sus titulares porque los veo en mi página de Facebook, pero ya no he vuelto a escribir nada, ni he visto nada escrito por ellos en esta blogia.

 

Desde la última vez que escribí algo, han pasado muchas cosas. Unas alegres, y otras no tanto.

Referente al trabajo...He ido a salto de mata, pillando lo que salía, pero todo inestable y mal pagado, recogiendo lo justo para ir tirando. Y es que parece que la fecha de nacimiento, en este país, sea la de caducidad a la hora de poder optar a un empleo. Afortunadamente, mi mujer sigue con su trabajo en Mercadona, y mi hijo mayor (Manu) ha tenido la suerte de entrar a trabajar en esa empresa, y ya lo han hecho fijo.

Quería estudiar, pero lo que había visto no le gustaba, y por ahora prefiere afianzarse bien en su trabajo, mientras mira algo que pueda estudiar a distancia, aunque en su emprresa suelen apoyar y promocionar con cursos diversos a aquellas personas que ven que vale.

 

Mi hija está estudiando "Ciencias de Medio Ambiente" en Gandía, a 60 km. de Valencia, lo que la obliga a unos impresionantes madrugones. Está mirando de trasladarse a Valencia, pero es complicado, con la actual normativa...

 

Bueno, por ahora es todo. A ver si me animo y voy poniendo algún post que otro...

Tercer aniversario.

Pues sí, parece mentira, pero ya han pasado tres años desde que en un día como hoy me decidí a crear mi blog, animado por nuestra entrañable Su (La otra cara de Barbie), de la cual hace mucho que no sé nada de forma directa, aunque suelo mirar de vez en cuando en su Facebook, para enterarme de cómo le van las cosas.

Reconozco, por otra parte, que últimamente he descuidado un poco este blog, en el que mis apariciones se han espaciado bastante, debido en parte a cierta apatía, y en parte porque no tenía nada interesante para contaros.

He ido conociendo gente muy interesante, e incluso he llegado a verme personalmente con varios de los que frecuentaban "Azahar y salitre", lo cual me ha llenado de alegría e ilusión, pues siempre me he considerado muy sociable, y amigo de conocer a gente de otras tierras, esperando que esa amistad perdure por muchos años.

A ver si ahora voy recuperando alguno de esos contactos, y si alguien me ayuda, explicándome cómo se hace, quisiera intentar dar algún cambio se imagen a mi blog, sobre todo incluyendo alguna foto, o dándole una presentación más actualizada y alegre de colores.

Un fuerte abrazo a los que me visitais y leeis.

La cultura del bar.

Nos guste o no, España es un país lleno de bares, y estoy seguro que, si nos diera por sumar el tiempo que más de uno pasa en ellos, saldría un buen número de años metidos en ese tipo de local/negocio.

Hay gente que tiene por costumbre el no desayunar en casa, prefieriendo hacerlo en un bar cercano al domicilio o al trabajo, lo que a veces permite entablar alguna pequeña conversación o tertulia con quien le atiende, o con otros parroquianos que han acudido al mismo establecimiento, a tomar alguna cosa, o hacer tiempo mientras se acude a trabajar, a algún tipo de cita, o simplemente a tomarse algún respiro en la rutina.

En la zona de Valencia, es muy fecuente el hacer un alto a media mañana, para almorzar, consistiendo ese refrigerio en un bocadillo + bebida + café (Ésto último que no falte, ya sea sólo, cortado o en forma de "carajillo"). Esta "actividad" sobre todo en muchos pueblos, paraliza trabajos y empresas durante una media hora, más o menos, lo cual sirve para descansar un ratito de las tensiones laborales. Je, je, je.

A veces, a la hora de comer, hay quien por comodidad, o por no perder tiempo en ir a casa para volver de nuevo al trabajo con el bocado en la boca, se queda a comer en algún bar, siendo frecuente el ver miles de ofertas de "Menú del día", que por la zona de Valencia las hay desde 7 u 8 euros en adelante.

En muchos casos, si siempre se acude a los mismos bares, y sobre todo si se hace durante bastante tiempo, se puede llegar a trabar cierta amistad con los dueños de los mismos, o con sus camareros, estableciéndose agradables conversaciones sobre temas concretos (Fútbol, política, caza, deportes en general, cine, etc.), aunque a veces degeneren en acaloradas discusiones, que al día siguiente se han olvidado.

Vivo en una barriada llena de bares, aunque como mucho frecuento 2 ó 3, a la hora de ir a tomar algún cortado, o una cervecita con tapa cuando termino la jornada (Si se ha dado bien), si me apetece y mi exiguo presupuesto me lo permite, ya que mi bolsillo, dada mi situación personal, no me deja tomarme demasiados lujos. Y siempre suelo tener alguna pequeña conversación con quien me atiende, pues ya son bastantes años viviendo en el barrio.

Sin embargo, con la crisis que hay, se está dando un curioso fenómeno: Gran cantidad de bares se ponen en traspaso, y al poco tiempo se lo quedan ciudadanos chinos. ¡Ojo! No tengo nada contra ellos, ni contra ningún extranjero que quiera ganarse la vida de una manera honrada. Es más, algunos de esos profesionales asiáticos suelen cocinar bastante bien, e incluso preparar cafés de forma más que aceptable, ya que gran parte de ellos suelen haber trabajado en restaurantes chinos, que hasta hace poco casi era la forma más normal de poder ver a orientales trabajando.

Pero, curiosamente, ya no es lo mismo, pues dada su diferencia lingüística y cultural con la nuestra, se echa de menos la posibilidad de entablar algún tipo de tertulia, que sirva de complemento a ese pequeño "alto en el camino" que hacemos para entrar en un bar, a reponer fuerzas.

 

Otro 3 de Octubre si ti.

Pues sí, un año más en que vuelvo a recordarte, y de nuevo siento ese grandísimo e irreparable trauma, de que no hayas podido conocer a mis hijos, de los que estarías tan orgullosa como abuela. Mil veces he pensado en cómo sería tu aspecto ahora, ¿Tal vez cpmp tu madre, la entrañable "Yaya Luisa"? No creo, pues la mujer de ahora ya no es como la de antes, cuando la vejez llegaba. Siempre recuerdo a la "Yaya" vestida de negro, con su pelo gris peinado en forma de moño, y su delantal con bolsillos, que era como un "Arca de Noé", de la que podía salir cuelquier cosa que sus nietos pidieran. En cambio a ti te veo como esas modernas abuelas, llenas de energía y ganas de vivir, que tal vez evejezcan de cuerpo, pero no de espíritu.

No hace mucho, chateando con una amistad que tengo en Chile, y que por las fotos ya había visto en gran parecido que tiene mi hija contigo, a la misma edad, me dijo: "Es como si tu madre hubiera querido volver parcialmente a la vida, a través de tu hija, para que sigas viéndola y nunca la olvides". Juro por lo más sagrado que esas palabras me causaron un enorme escalofrío... Aunque creo que son una verdad como un templo.

En cuanto a mi, por ahora sigo intentando sobrevivir con el trabajo de la floristería, cuya faena viene a golpes imprevistos, que hay que saber aprovechar. Y de nuevo he pedido un ramillete de claveles miniatura con margaritas, para llevártelo y que sepas que nunca pienso olvidarte.

Feliz cumpleaños, mamá, allá donde te encuentres.

¿Películas o panteones?

Siempre me ha gustado el cine, desde que era muy pequeño, especialmente en aquella época me atraía mucho la magia de la sala, su oscuridad que sólo era rota por la luz que salía desde la pantalla, en la que se proyectaba una película, siendo mis favoritas las de acción, tanto las del "western", policiacas o incluso de guerra, aunque no desperdiciaba alguna comedia, o incluso las de dibujos animados.

Con el paso de los años, a medida que iba madurando, empecé a interpretar el "mensaje" que cada película dejaba, aunque muchas veces me daba la impresión de que era una obra creada para simple distracción, o para que el espectador pudiera evadirse de la realidad cotidiana, dejando que su mente viajara a otras épocas, o que se sintiera, en cierto modo una especie de "protagonista-observador" de la acción que se desarrollaba en la pantalla.

Me siguen gustando aquellas películas clásicas, que tanto me hicieron disfrutar en mi niñez y adolescencia, como creo que también sucedió con mis padres. Títulos inolvidables para la Historia como "Robin Hood", "Los cañones de Navarone", "Río Grande", "Ivanhoe", "Los tramposos", "Ben-Hur", y tantos y tantos títulos nacionales y extranjeros.

El problema de hoy en día, cuando veo esas películas...Gran parte de sus protagonistas ya murieron, o son muy ancianos. Actores míticos como Clarck Gable, Errol Flynn, John Wayne, Gary Cooper, etc, hoy serían centenarios si aún viveran. La magia del cine, o la técnica del mismo, a través de lo captado por una cámara, plasmaron para la eternidad unos instantes que nunca se volverían a repetir, pues de todos es sabido que en el Tiempo no existe la marcha atrás. Incluso hay que reconocer que el trabajo de los actores de entonces era mucho más meritorio que el actual, pues no existía la ayuda de los modernos medio técnicos que ahora tenemos.

Otro tipo de cine muy curioso, aunque mucho más moderno, pues su fuerte fué en los años 80, es el llamado cine "quinqui", ambientado en el mundillo de la delincuencia juvenil española, fruto muchas veces de familias destrozadas por el delito, acostumbradas a vivir en zonas marginales, cuyos miembros más jóvenes sólo encontraban salida a sus instintos, o buscaban un espejismo de escape por medio de la droga y los violentos delitos que hay tras ella, especialmente el robo, los atracos y trapicheos diversos. Fueron famosos títulos como "Deprisa, deprisa", "El pico", "Los últimos golpes del Vaquilla", "Colegas" o "Perros callejeros". Curiosamente, muchas de esas películas fueron protagonizadas por auténticos delincuentes juveniles, a los que incluso se les ofreció la oportunidad de regenerarse a través de lo que pudieran haber aprendido con ese trabajo, o con el dinero que ganasen, pero sin embargo la gran mayoría murieron a consecuencia de alguna sobredosis o del SIDA, como fué el caso de Juan-José Moreno Cuenca "El Vaquilla", José-Luis Manzano, o Ángel Fernández Franco "El Torete".

La cámara supo captar, en esas películas, ejemplos muy crudos de algo que se sabía existía en la calle, pero que la gente prefería ignorar, quedando para la posteridad unas imágenes protagonizadas por unos actores que, tal vez, no supieron separar bien la realidad de la ficción, pereciendo finalmente por las consecuencias de un mundo que era sobradamente conocido por ellos...

Y, por último, hay otro tipo de películas, que para mi también son unos panteones, que son aquellas filmadas en "Super 8", en las que se recogían escenas familiares de viajes, eventos y otras fiestas. Mi hermano Héctor las tiene guardadas todas, al igual que el viejo proyector y la pantalla en que solíamos verlas, y me ha dicho muchas veces de quedar para hacer una sesión de cine familiar. Yo, por ahora, siempre he procurado evitar verlas, pues me daría cierto "repelús" el volver a ver moverse a ciertos seres queridos que hace años, nos dijeron adiós para siempre...

Francamente, prefiero mantenerlos vivos en mis íntimos recuerdos, antes que volver a verlos reflejados en la pantalla. Les he dicho a Pilar y a mis hijos que, si quieren, vayan a verlas, pero que no cuenten conmigo. Espero lo comprendan, al igual que todos vosotros.

He vuelto.

Antes que nada, quiero pedir perdón a todos los que me leeis de vez en cuando, pues hace mucho que no aparezco por aquí, pero en modo alguno os he olvidado. Incluso, de vez en cuando he echado una miradita por vuestros blogs, pero no he comentado nada.

El motivo principal es estar afectado de una gran apatía, acrecentada desde que se me terminó la prestación por desempleo, y ver cómo, día a día, la búsqueda de trabajo sigue sin encontrar nada interesante, si es que alguna vez contactan los anunciantes a los que envío mi "Curriculum vitae", y éso que suelo hacerlo a aquellos anuncios en los que no veo ninguna condición restrictiva ni excluyente, y que además estén relacionados con alguno de los sectores en los que tengo experiencia de comercial.

Esa falta de éxito en la búsqueda ha terminado por provocar en mi unas enormes "ganas de no hacer nada", en lo referente a mis aficiones, y tener muy descuidada mi correspondencia y mis relaciones de Internet. Además, lo del reparto de flores, esa "chapucilla" que me sirve para ganar algún dinero con que compensar un poco mi maltrecha economía, hace que no tenga casi tiempo de hacer cosas que me gusten, pues no hay horario, ni una seguida más o menos rutinaria, pues lo mismo un día hago 10 ó 12 repartos, que la día siguiente sólo 2 ó 3, que se pueden dar a cualquier hora, por lo que es difícil programar mi tiempo, aparte de que con este calor, hay días en que llego a casa reventado, con ganas de ducharme, cenar algo ligero y relajarme en el sofá, con el aire acondicionado puesto...

He solicitado en el INEM esa "ayuda familiar" que dan a los parados que han agotado la prestación, y aunque la cantidad es irrisoria, menos da una piedra. Yo no quiero limosnas...¡¡Lo que quiero es trabajar!!

Mención aparte es el tema de la edad, pues parece que, a partir de ciertos años de vida, la fecha de nacimiento sea la fecha de caducidad. En el SERVEF me dijeron que, de acuerdo a las vigentes normas de Igualdad, si reciben un anuncio pidiendo un hombre, ellos envían candidatos masculinos y femeninos, lo cual me parece muy correcto, y fomenta la igualdad de oportunidades entre ambos sexos, pero respecto a la edad no hay nada escrito, de forma que, aunque sea de manera indirecta, se permite la discriminación por ese detalle (Por llamarlo de alguna forma), incluso para puestos de trabajo en los que no se requiere esfuerzo físico. Como dice un hermano mío, muy "fino" él (Y perdon por la expresión malsonante), es para "Ir a mear y no echar gota". Así va el país...

Como no todo han de ser ideas y pensamientos pesimistas, os comento que el pasado martes 24 mi hija cumplió 18 años. ¡¡Ya es mayor de edad!! y volví a recordar la calurosa noche en que vino al mundo, que parece que fué ayer. Y también volví a pensar en lo mucho que se parece a mi madre, y el trauma que para mi siempre ha sido el que abuela y nieta nunca hayan podido conocerse. Aunque, como me comentó una buena amiga que tengo en Chile, y que recientemente ha perdido a su padre (Con el trauma de que si alguna vez tiene hijos no puedan conocer a su abuelo), parece como si mi madre hubiera querido volver en parte a la vida, a través de mi hija, para que nunca la olvide y también, en cierto modo, estar conmigo.

El día del cumple de mi hija ella tuvo sus regalos, modestos dadas las circunstancias, pero no por ello dados con toda la ilusión: Unas sandalias de cuña (Que necesitaba), un cuadro de flores pintado por PIlar, mi mujer, una sortija de plata (De las llamadas "antiéstrés", que son una especie de doble alianza, que giran una dentro de la otra) y una de sus ilusiones más curiosas: Una rosa azul, que piensa desecar y guardar como recuerdo de su llegada a la mayoría de edad...

Hospitalidad.

Ante todo, mis disculpas por teneros tan abandonados, pues hace más de un mes que ni vengo por aquí, ni comento nada en vuestros blogs. Confieso que en parte hay cierta pereza, y por otra que la preocupación de no encontrar trabajo, me hace olvidar amistades y aficiones. Sigo por ahora con la "chapucilla" del reparto de flores (Algo es algo), aunque este mes de Abril es el último en que voy a cobrar del paro...

Pero, dejando aparte este tema que tanto os he trillado, me viene a la memoria un cierto valor que parece haberse perdido en muchos sitios: La hospitalidad. Parece como si la sociedad se hubiese ido deshumanizando poco a poco, optando cada vez más por el "Que cada palo aguante su vela", perdiéndose ese sentido de cortesía y agasajo al que viene de visita por casa, sea el motivo que sea.

Todo el mundo sabe que, quien venga por mi casa en son de paz siempre es bien recibido, y compartirá plenamente mesa y mantel, comiendo de lo que haya, e incluso procuraré darle algo no habitual, como muestra de aprecio sincero.

Me vienen a la memoria algunos recuerdos de la infancia, cuando íbamos a Alicante a pasar unos días, en verano, en casa de mis tíos maternos, repartiéndonos todos por las habitaciones, durmiendo en número superior al habitual en las mismas, sin sentirnos incómodos, y compartiendo todo. A la hora de comer, los pequeños solíamos ponernos en mesa aparte de los mayores, y disfrutábamos de lo lindo. También recuerdo el juntarnos todos con motivo de algún evento familiar (Léase comunión o boda), y no teníamos que ir a ningún hotel, pues para algo estaba la(s) casa(s) de los familiares.

Sin embargo, hoy en día, en general, por lo que oigo por ahí, cuando hay que desplazarse fuera, a alguna celebtración familiar, se suele buscar algún alojamiento hotelero, por aquello de causar las mínimas molestias, o por el "Cada uno en su casa y Dios en la de todos". Tal vez la vida moderna nos haya hecho ser demasiado celosos de nuestra intimidad doméstica, pero la familia nunca ha sido para mi un grupo de extraños.

Parte de la familia de Pilar, mi mujer, es de Onda (Castellón), y os aseguro que allí la hospitalidad es algo sagrado, que se ofrece de corazón y que es un agravio el rechazar. Una vez, en que tuve que ir por allí por motivos de trabajo, hace años, fuí a saludar a unos tíos que llevaban el bar de los jubilados de esa población, y mientras estaba hablando con él, apareció su mujer, que dirigiéndose a su marido hecha una fiera le dijo: "Qué valor, no li has ficat ni copeta ni res!" (¡Qué valor, no le has puesto ni una copita ni nada!), como si la buena mujer pasase un apuro, pensando "¿Qué van a pensar de nosotros si no les invitamos a nada?"...

Hace casi un mes, durante las fiestas de Fallas, mis hijos solían llegar a casa tardísimo, casi de madrugada, haciendo que estuviera en alerta permanente, con el móvil muy cerca, por si llamaban si pasaba algo. Un día, al levantarnos Pilar y yo, vimos que Sherezade había dejado una nota en la puerta de su cuarto: "Ha venido una amiga a dormir a casa, ya os contaré".

Cuando se levantaron, nos dijo que se le había hecho muy tarde para tomar el último metro a su casa, pues vivía en una población cercana a Valencia, y no era plan de que la chiquilla se quedara por la calle. Lógicamente, su proceder nos pareció acertado, al tiempo que cumplimos dándole un buen desayuno, e invitándola a venir por casa, cuantas veces quisiera.

¿Acaso se podía hacer otra cosa?

Viejas canciones, imán que atrae recuerdos...

Desde hace muchos años, existe en una emisora valenciana un espacio titulado "Cada canción un recuerdo", en el cual, a petición de los oyentes se emite una canción, que puede ser de cualquier época, y que en un momento dado reavive en la memoria algún grato momento ya pasado.

Lo más curioso del caso es cómo una canción, que fué creada hace 30, 40 ó 50 años todavía sigue emitiendo su mensaje al que la escucha, incluso si el oyente no había nacido cuando esa melodía fué cantada por vez primera.

Hace unos días, yendo en el coche, mientras oía ese espacio en la radio, emitieron una canción de finales de los 50, cantada por el desaparecido cantante belga Jacques Brel: "Ne me quitte pas", que es una manifestación desgarradora del intento de aferrarse a un amor perdido, como si aún pudiera ser posible una nueva oportunidad, pues muchas veces la felicidad no es debídamente valorada hasta que se ha perdido. Ya hice un comentario sobre esta canción hace tiempo, pero es que me trae muchos recuerdos, pues fué una cinta de ese cantante, conteniendo esa pieza en cuestión, el primer regalo que le hice a L***, hace ya de ésto muchos años.

Éste enlace de Youtube os permitirá oirla con subtítulos en español: http://www.youtube.com/watch?v=dSfc662vXZU

También me trae muchos recuerdos la música sudamericana de los años 70: Jorge Cafrune, Violeta Parra, Víctor Jara, etc., que me hacen remmorar mis tiempos de la Facultad, y algunos recuerdos de mi "asignatura pendiente". Pero ésa es otra historia...

Disculpadme, pero hoy me encuentro terriblemente nostálgico.

El tiempo y el espejo.

Estoy de acuerdo en que el tiempo es como una rueda, que sólo gira hacia adelante, donde la marcha atrás no existe y que su marcha es imparable. También estoy de acuerdo en que es lo más valioso que pueda haber, pues con todo el oro del mundo no se podría comprar ni un minuto...

Y reconozco que va dejando su huella allá por donde pasa, y especialmente en nosotros mismos, en nuestro físico y en nuestra mente, en la que deja unos recuerdos que, en algunas ocasiones nos gustaría enterrar en la tumba del olvido. De vez en cuando, me gusta mirar las viejas fotos que guardo en algún que otro álbum familiar o personal, intentando recordar los momentos vividos en el momento que la cámara congeló para siempre, y que después fué vertido en un papel. Lo que nunca he querido ver han sido esas películas, hechas con cámara de cine "Super 8", hace muuuuuucho tiempo, y que guarda uno de mis hermanos, más que nada por no volver a ver en movimiento a algunos seres queridos que ya se fueron para siempre... Creo que me causarían una impresión demasiado fuerte.

Pero, volviendo a lo que el paso del tiempo va dejando en nosotros mismos, me suele ocurrir muy a menudo, al ver a algún antiguo conocido de mi edad, o cuando alguien  dice tener los mismos años que yo, me quedo mirando mientras pienso:"¡Yo no estoy así de viejo." Y es que muchas veces me hubiera gustado congelar el tiempo, dejándolo en momentos o tiempos en que sentí felicidad o alegría, por la situación vivida entonces.

Igual me ocurre al mirarme al espejo, que creo que en muchas ocasiones es nuestro enemigo, al reflejar allí una imagen que no me agrada, pero, al fin y al cabo ese objeto se limita a ofrecer a nuestra vista la realidad pura y dura. Y es que, como dice un viejo proverbio latino: "Tempus fugit" (El tiempo corre), a lo que yo añadiría otro: "Sic transit gloria mundi." (Así pasa la gloria del mundo). Y estoy convencido, latinajos aparte, de que a más de uno le gustaría ver en el espejo otra imagen diferente de la que, en un momento dado, contemplamos en él.

Hace unos pocos años escribí en la web literaria "Grupobuho" algunos textos (Cuentos y poemas principalmente), entre los que destacaría dos: "Veinte años después" y "Reencuentro" (Este sería la continuación del anterior), en donde, en un momento dado, el personaje intenta evadirse ante un espejo de la realidad que le rodea, sin lograrlo. Y en ambos textos hay cierto toque autobiográfico...

Os dejo sus enlaces, por si os interesa leerlos:

http://www.grupobuho.es/biblioteca/261/20-anos-despues

y

http://www.grupobuho.es/biblioteca/3085/reencuentro

Si os decidís, ya me direis algo.

Otro año más sin ti.

Ya sé que han pasado muchos años, que el tiempo todo lo cura y que tengo mi propia familia, pero al llegar cada 11 de Febrero, no puedo evitar que me invada una gran tristeza, pues fué en esa fecha, de hace ya mucho tiempo, cuando nos dejaste para siempre, tras una semana en coma, a consecuencia de una hemorragia cerebral, tan repentina como implacable. Siete días llenos de angustia, esperando una solución por parte de los médicos, o tal vez un milagro, por aquello de que "Mientras hay vida hay esperanza". Pero al final se cumplió el fatal desenlace que nadie deseaba...

Después vino el entiero, un día frío y gris, que no hizo sino acrecentar la gran tristeza que todo dominaba, y yo acompañado por S***, que no se separó un momento de mi en aquellos lúgubres instantes. Creo que es lo único que podré agradecerle en toda mi vida, habida cuenta de la forma en que después jugó con mis sentimientos. Pero ésa es otra historia...

Hoy, como todos los años, cumpliré de nuevo con el ritual de visitarte, sabiendo que apenas nos separa una breve distancia, con una negra losa de granito de por medio, y te dejaré un ramillete de margaritas, mezcladas con claveles rojos, tus flores favoritas, y aunque no soy persona creyente, rezaré para ti una breve plegaria, que no sé si servirá para algo, pero al menos dejará mi espíritu algo más tranquilo y consolado.

El gran trauma que tengo, y que creo arrastraré toda mi vida, es que no hayas podido conocer a mis hijos, de los que creo estarías muy orgullosa, sobre todo por el gran parecido de mi hija contigo, o porque puse a mi hijo el nombre de tu padre (Manuel-Juan de Dios), al que nunca conocí pero del que tanto y tan bien me hablabas.

Un beso muy fuerte, mamá, allá donde te encuentres.

Por aquí sigo.

Lo reconozco y pido perdón: Es mucho el tiempo que hace que no aparezco por aquí, pero no os preocupeis (Gracias, Zeltia), que no me pasa nada malo. Simplemente es que estaba algo perezoso para sentarme ante el ordenador, y si lo hacía era por ver si tenía algún correo privado, comprobar si había alguna oferta en cualquiera de las web de empleo que visito y, si me quedaba tiempo y ganas, visitar algún blog amigo, aunque no estaba por la labor de dejar comentarios.

Bueno, hace ya un mes que pasaron las fiestas navideñas y está a punto de concluir la "cuesta de Enero", aunque en honor a la verdad no puedo quejarme de falta de actividad. Descubrí que las flores siguen sirviendo para muchas cosas, y prueba de ello es la gran cantidad de macetas con flores de Pascua que se vendieron por Navidad, formando parte de cestos para obsequiar que me tocó repartir. Por cierto, que me regalaron una para Navidad, junto con un "muérdago de la suerte", así como un bonsai para mi santo. En Enero decía mi jefe que se ha salvado la "caja" por la cantidad de encargos para tanatorios (Coronas y centros) que se han servido, aunque...¡¡Maldita la gracia que me hace repartir a esos sitios!! Triste Pero es ley de vida y no se puede hacer nada.

Por otra parte, sigo con la búsqueda de un empleo decente y bien pagado, aunque por ahora el tema está complicado. Por cierto, que en poco tiempo (Una semana) me sucedió algo muy curioso: Recibí dos llamadas para ofrecerme un puesto de comercial. En una de ellas me dijeron que tenían mis datos por habérselos proporcionado el INEM, y me citaron para una reunión, cosa que me extrañó, pues normalmente se trata de entrevistas individuales. Y resultó ser una empresa que comercializaba unos complejos vitamínicos, empleando un curioso sistema "piramidal" o "multinivel", en donde el comercial era al mismo tiempo consumidor y distribuidor, teniendo que organizar una red de clientes-distribuidores, con el mismo sistema, y haciendo una pequeña inversión. Como aquello me olió a timo, salí de allí por piernas, y echando pestes de todos los colores.

Pero es que a los dos o tres días me llamaron del INEM, para darme la referencia de un oferta, y me proporcionaron una dirección de e-mail, a la que enviar el "curriculum", debiendo llamar yo a un teléfono, que también me facilitaron, para concertar una entrevista. Vale, les envío el C.V. y a los dos días llamo, para encontrarme con que la propuesta era para trabajar a comisión pura y dura, sin contrato de ningún tipo (Ni laboral, ni mercantil-autónomo), y que la oferta estaba pensada para alguien que estuviera trabajando de comnercial, como un complemento de ingresos extra.Entonces...¿Para qué se dirigen a un organismo en el que sólo hay apuntada gente sin trabajo? Lógicamente, rechacé la oferta, y al día siguiente me presenté en las oficinas del INEM, para echarles la bronca, pues tengo dicho que sólo me avisen cuando hayan ofertas con contrato laboral.

Y se echaron las manos a la cabeza cuando les conté lo que me había pasado, jurándome que ellos no pasaban nunca datos a empresas para que contactaran directamente. Les dí los nombres de los contactos que había tenido, para que tomaran, si querían, las medidas oportunas. Y me despedí diciendo, muy diplomáticamente: "Por lo visto, en tiempos de crisis, aparecen más sinvergüenzas que nunca". A lo cual no tuvieron más remedio que darme la razón...

Me queda por cobrar paro hasta Marzo ó Abril (No lo tengo claro del todo), y así se lo he hecho saber a mi jefe, el de la floristería, a modo de indirecta, pero aún no me ha pasado ninguna oferta en serio, aunque dice que está contento por cómo le hago mi trabajo. Y es que, a pesar de lo bien que pueda ir el negocio, en general se es muy remiso a contratar gente nueva. De todas formas, no pierdo la esperanza.

Y por lo demás, pocas novedades, salvo que hace algo más de un mes mi hijo aprobó el carnet de conducir, lo que me vino muy bien durante los días de reparto navideño, pues se venía conmigo para mover el coche, si hacía falta. Y en una de esas ocasiones, le tuve que dejar el coche para que se diera un par de vueltas, mientras entregaba un envío en una zona de aparcamiento imposible. Cuando ví que el coche se alejaba, coinducido por él, me dió cierto "repelús" al verlo, pues pensaba: "¡Si hace cuatro días lo llevaba en brazos!". Y es que, como decía mi difunta abuela Luisa:"Al tiempo no lo atrapa un galgo...".

El teatro de la vida.

Cuando era pequeño, recuerdo que me gustaban mucho los espectáculos de títeres, pero sobre todo el guiñol y las marionetas, dos tipos de atracción infantil que hoy en día se prodigan poco, tal vez por las nuevas tecnologías y sus efectos especiales, cada vez más perfeccionados, y que se ven en cualquier momento a través de la pantalla de un televisor, o de un ordenador. Lo más curioso de ese tipo de títeres, es que solían acabar a garrotazos, sobre todo en el guiñol.

Era bastante habitual el poder disfrutar de esos espectáculos al aire libre, en los parques, sobre todo en época de buen tiempo. Hoy en día, creo que se celebra en Segovia, sobre el mes de Mayo, una curiosa feria llamada "Titirimundi", donde se puede ver ese tipo de arte escénico callejero. Si pudiera ir, creo que disfrutaría como un enano, tanto por la ingente cantidad de fotos que haría, como por el placer de volver a sentirme niño de nuevo...Lo malo es que, en las fechas que suele hacerse, no me viene muy bien acudir, sobre todo si se tiene en cuenta la distancia que hay desde Valencia.

Curiosamente, si nos fijamos bien, podemos apreciar que la vida es como un contínuo teatro, con una función inacabable, en la que somos los protagonistas. Es cierto que, tanto en el guiñol como en las marionetas de hilo, los muñecos son manipulados por un artista, que intenta transmitirnos un mensaje a travñes de la obra que representa, pero...¿Acaso no somos en la vida, muchas veces, nosotros los manipulados?

Habrá quien dirá que no, que el hombre es un ser libre por naturaleza, aunque por desgracia sujeto a unas normas, si quiere vivir dentro de una sociedad civilizada, pero...Yo creo que muchas veces somos nosotros los que nos manipulamos, siendo los hilos de nuestros sentimientos los que guían nuestros movimientos. ¿Es verdad o no?

Y es que, como dice un viejo proverbio: "El corazón tiene sus razones, que la Razón no comprende".

 

 

 

Recuerdos de niñez.

Hoy, 23 de Noviembre, me vienen a la memoria ciertos recuerdos de niñez, ya que era el del santo de mi maestra de primeras letras, que se llamaba Dª Lucrecia, y que celebrábamos de forma muy festiva, en aquella enorme planta baja de la que era directora y propietaria. Recuerdo que era un colegio-academia, en la que nos juntábamos un montón de niños y niñas de diversas edades, que oscilaban entre los 4 a los 10 años, y que de allí solíamos pasar a algún colegio, público o privado, en que continuábamos nuestros estudios.

Lógicamente, ese día no había clase, pero todos acudíamos ilusionados, llevando algún regalo para la maestra, que nos lo agradecía con una sonrisa y un beso casi maternal. Después, organizábamos una improvisada función, en la que solíamos salir a cantar, a nuestro aire, alguna de las canciones de moda. Muy aficionada a la fotografía, solía hacer una función de proyección de diversas diapositivas para, a continuación, esperar impacientes la llegada de los de la pastelería, con grandes bandejas llenas de dulces. Una de las cosas que recuerdo haber comido con más deleite, son esos pastelillos, rellenos de crema, nata o chocolate que por aquí llamamos "lionesas", y que cada vez que los veo en alguna confitería, me hacen llegar a mi memoria aquellos entrañables momentos.

Y después, si el día era bueno, solíamos irnos a pasar la mañana a un parque cercano, hasta que se hacía la hora de volver, para que nos recogieran y volver a casa.

Aparte de buena maestra, Dª Lucrecia tenía una paciencia infinita, y siempre nos decía que, desde muy pequeña, siempre había querido ejercer de maestra, tanto es así que, de pequeña, en su Guadalajara natal, ya solía jugar a hacer de profesora con alumnos, antes que a "papás y mamás". Tal vez influyera en éso el que su madre también había sido maestra.

Hoy en día, salvo honrosas excepciones, la mayoría de los maestros han cambiado su mentalidad, y casi la tienen más de funcionario que de docente, al menos por lo que me cuentan mis hijos, por cómo se desarrolla el día a día allí donde estudian.

Hace muchos años que le perdí la pista a aquella maestra, tras cerrar su colegio, por orden oficial, pues el local requería hacer unas costosas reformas, que no le compensaban con el rendimiento que podía sacarle, ya que le quedaba poco tiempo para jubilarse.

Pero nunca la olvidaré...